Los riesgos de una mala alimentación y la necesidad de
contar con un Etiquetado Frontal de Advertencia Nutricional, son las principales acciones
que da a conocer, Guatemala Saludable, una alianza enfocada en crear ambientes saludables
para un estilo de vida favorable.
Está comprobado que una dieta alta en comida preenvasada o ultra procesada y la
inactividad física aumentan el desarrollo de Enfermedades Crónicas No Transmisibles
(ECNT), como el sobrepeso, la obesidad, hipertensión, cáncer, diabetes, entre otras, según la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) Guatemala.
En Guatemala hay más de 4 millones de enfermos, y el 93% de ellos no está controlado, por
ello, pueden ser candidatos para sufrir de infarto, derrame cerebral, insuficiencia renal o
insuficiencia cardiaca. Asimismo, uno de cada dos adultos padece de hipertensión arterial,
llegando a un 48%, y a esto se suma que el 28.4% de los adultos son diabéticos.
Sin embargo, es necesario poner atención en los niños, que son más expuestos a la comida
preenvasada. “Existe una saturación de alimentos no saludables en los alrededores de las
escuelas, con publicidad, empaques y estrategias atractivas, y toman decisiones que influyen
y provocan aumento de peso, creando una epidemia de ECNT en los adultos de las próximas
generaciones”, menciona el doctor Joaquín Barnoya.
Para apoyar y promover una alimentación saludable, el Etiquetado Frontal de Advertencia
Nutricional (EFAN) es una medida de salud pública que informa a los consumidores y ayuda a
identificar productos ultra procesados. A diferencia de otros etiquetados como la tabla
nutricional, el EFAN, es el único en Latinoamérica que es comprendido por niños y adultos
con diferentes niveles de educación, asegura el Instituto de Nutrición de Centro América y
Panamá (INCAP).
Existe la necesidad de contar con herramientas que ayuden a la población a tomar mejores
decisiones sobre la elección de productos preenvasados. Por ello, la Coalición Guatemala
Saludable apoya el EFAN y lo considera una herramienta básica para disminuir el consumo
de comidas chatarra de bajo valor nutricional, a través de la educación.
En países como Chile, México y Uruguay la adopción del EFAN ha sido positiva y ha
demostrado que es capaz de cambiar las decisiones de compra. En Guatemala existe la
suficiente evidencia científica para promover la alimentación saludable, y que así los
consumidores puedan tomar mejores decisiones.